En estos días he escrito poco y he pensado mucho. He pensado acerca de las épocas de mi vida en las que sentía que todo estaba por hacerse. Recordaba aquellos tiempos jugando en el patio de la casa de mi infancia en Montevideo, allá en el barrio de Nuevo París. O mis primeras prácticas con el Lanza México 68 en la cancha de la placita del huevo. Nunca supe por qué se llama así, por cierto.
Eran días de sueños de Copa Libertadores, calcio y selección.
Sueños que nunca se concretaron.
Mientras escribo estas líneas me encuentro en un lujoso hotel de Guayaquil. Aquí concentra el equipo para el que trabajo. No estoy muy inspirado. Quizás sea por el importante partido que tenemos en algunas horas.
Pensé mucho en aquellas épocas en las que trabajaba en clubes modestos de Catalunya. Hoy la vida me pone en un bonito hotel, pero aquellos eran tiempos en los que se hacía difícil cubrir gastos. Acaba de venirme a la mente que hubo un club en el que incluso dedujeron de mi salario el costo del uniforme de entrenamiento.
También estaba aquel truco de que no cobraras diciembre: el valor de tu sueldo te lo daban en tickets de la rifa del club, la cual se sorteaba con el Gordo de Navidad. Así que uno tenía que recurrir a la generosidad de sus compañeros de trabajo y familiares si no quería perder dinero aquel mes. Bueno... perder más dinero del habitual, quiero decir.
También reflexioné mucho acerca de los desafíos que enfrentamos las personas. Cosas que me pasan a mí, que soy entrenador de fútbol, pero que también le pasan a maestras, doctoras y padres de familia.
Creo que en algún punto de nuestra vida todos nos sentimos vacíos. Nos sentimos maltratados. Sentimos que las cosas se escapan a nuestro control. Que estamos envueltos en una vida que es la nuestra pero no lo parece. Sentimos que estamos en una racha perdedora. Tal vez alguno que otro hasta se haya sentido un perdedor, lisa y llanamente.
Yo mismo he sentido algo parecido a esto. Seguramente, más de una vez. En el fútbol y fuera de él. Estoy convencido de que quien diga lo contrario sencillamente miente.
No soy psicólogo. Tampoco pretendo dar consejos aquí. Sólo quiero compartir algunas de las experiencias que he ido acumulando con el paso de los años.
Si tienen quieren mirar su teléfono un segundo, ir al baño, o ambas cosas, tal vez este sea un buen momento.
Así como también puede ser un buen momento para suscribirse si aún no lo han hecho:
Ser entrenador tiene que ver con la capacidad de gestionar personas pero, sobre todo, gestionarse a uno mismo. Necesitamos saber dominarnos cuando nos enfrentamos a la incertidumbre. Tenemos que ser expertos navegantes en el mar de la duda.
Sí, ya sé. La mayoría de las veces los entrenadores vamos a proyectar la imagen de que todo está bajo control y que lo tenemos todo clarísimo. Obvio. ¿O cómo se sentirían ustedes si en medio de una turbulencia el piloto del avión saliera gritando de la cabina, presa de un ataque de pánico? Imagino que no muy tranquilos. ¡Y con razón!
“Tenemos que levantarnos cada día y dar lo mejor que tenemos. A pesar de todas las adversidades. A pesar de la negatividad del entorno. A pesar de que tal vez no nos sintamos con fuerzas. A pesar de todos los pesares.”
¿Qué podemos hacer ante esas situaciones de desasosiego? Algunas personas pensarán en aquella frase que dice algo así como que "no sigas haciendo lo mismo si quieres resultados diferentes" (la cual se atribuye a Einstein, erróneamente).
Es verdad: a veces hay que cambiar el rumbo. Pero en ocasiones lo que necesitamos es exactamente lo opuesto. Cuando hemos elegido un camino, estamos convencidos de que es el correcto y sentimos que la gente que nos acompaña es la adecuada para recorrerlo sólo hay una cosa que podemos hacer. Y es la más difícil: persistir.
Tenemos que levantarnos cada día y dar lo mejor que tenemos. A pesar de todas las adversidades. A pesar de la negatividad del entorno. A pesar de que tal vez no nos sintamos con fuerzas. A pesar de todos los pesares.
Créanme, es lo más difícil de todo.
En la duda lo más sencillo es renunciar a nuestras convicciones y buscar entusiasmo en ideas nuevas que nos esperanzan sólo por novedosas. Si lo que hacemos parece no estar funcionando, es humano buscar la promesa de la ilusión en el primer objeto brillante que nos sea ofrecido. ¡Y cuidado! Estas falsas esperanzas vienen en mil formas distintas.
Como dirían en mi Uruguay natal: "no hay que comerse la pastilla".
Lo que hay que hacer, en cambio, es perseverar. Hay que seguir cada día haciendo lo que toca. Con excelencia, coraje y determinación. Con la misma fe y seguridad del primer día.
Como José, quien según cuentan los amigos de La Vela Puerca:
"Y sin embargo levantó
Copas y copas al dolor
Al dolor de seguir vivo
Que es lo bueno que tiene el dolor
Y también al placer de ganar y perder
Cuando todo parece jodido es cuando hay que poner"
Gracias por estar.
Un abrazo,
Camilo
Muy bueno Camilo.
Me acordé de Bielsa. Lo siento que estea en portugues, pero había que traducir para mi jaja
"Insistir em um modelo, tratando de melhorá-lo é aconselhável se há a crença de que o modelo elegido é o correto. Mudar aquilo que não dá resultado, mas que está sendo bem feito é negar a um bom produto a paciência para que ele se consolide. Às vezes é preciso fazer melhor. Corrigir e melhorar o modelo elegido em vez de trocá-lo. Muito se fala no plano B. Eu discordo disso. Ganham os que jogam de um jeito e ganham os que jogam de outro.
O que não se pode fazer é trocar de plano e acreditar que isso vá causar transformações imediatamente. Porque desenvolver um plano leva muito tempo. E poli-lo leva mais tempo."